miércoles, 9 de septiembre de 2015

CINCELANDO LA ESCULTURA
















En el camino, una suele encontrarse con personas y entablar conversaciones cortos diálogos relevantes. Cuando habitas en una ciudad, las personas alrededor, construyen su percepción frente a las vivencias o lazos indefinidos en el tiempo.
Cuando transitas en otro país,  pasas a ser una extranjera y  conoces a personas por un acto azaroso de la casualidad, desde un presente inmediato.
Encuentras, en la calidez de la percepción afinidades varias.
Anduve por  Buenos Aires, el 26 de junio, el día de mi cumpleaños en el Encuentro “YOESOTRO teatro, cine y poesía organizado por Teatro el Carnero, presentado un fragmento de mi obra “El cuerno del poder” y disfrutando mucho de la ciudad, pasaron dos meses desde entonces. Allí conocí a Mary Ablin, una mujer sensible
de otra generación, un trajinar adelantado de vivencias.

Mary transita entre la fragilidad de la palabra poética y la fortaleza avasallante de madre creadora de la escultura. Ella compartió, con nosotros lecturas su libro: “Poemas Militantes” una serie sobre la memoria, la primera anuda el titular y la segunda parte de poemas bajo el nombre de “El Profundo volcán de la escultura” con fotografías introductorias de diferentes esculturas, que me mostró y ella las esculpe.
Al leer, los poemas de Mary, una puede acercarse a los arrullos suaves para niños,  transitar la  tibieza de un nido enmarañado para los jóvenes polluelos. 
Una  intimidad de silencios y  vacíos, otros más  angustiosos y terribles como en la dictadura. La palabra escrita cruza entre las ideas, emociones, viajes internos del alma,  registra un estado, nos comunica, nos conecta.
La palabra se engarza en esa zona, a la que pertenece el instante.
Luego se  desvanece, en la reconstrucción de circunstancias, experiencias, rebosa la vida y se transforma en experiencia.
Encantada quedé con sus esculturas talladas en madera y metal, esos torsos de cuerpos femeninos retocados en arduos materiales. Me parece, una de las más difíciles artes, debido al trabajo dificultoso con la madera y el metal. Sacarle al pesado metal y permutarlo en la suavidad de la belleza femenina plasmada con sutileza poética.

Una se conecta, con esas siluetas femeninas, sin rostros definidos, que acogen la parte central de cuerpo como hemisferio central, la cabeza, los senos, el pubis, las curvas femeninas transitan en  siluetas. Sus esculturas en su mayoría, llevan sinfonías y nombres de un árbol genealógico de Diosas Griegas. Modeladas aparecen “Atenea”, “Selena”, “Eurídice”,”Andros”, “Gabriela”, “La teta”, “Camile”, “Afrodita” en fragmentos de cuerpos de variadas posturas.
Las esculturas salen de los frondosos troncos de árboles y transformar los elementos. 
¿Son estas formas abstractas? Son figuras expandidas de posturas corporales. “Eurídice” brota ligera de las llamas y conecta su amor con Orfeo, dejando de lado un destino trágico.


La creación convive entre distintos procesos artísticos, la transmutación de los elementos de una acción directa y conexión con la materia. De esa lucha o fluidez. El contacto con el material dará cabida, al enlace creativo tangible, corpóreo, reuniendo los elementos en una composición fluida y liberadora. Esas formas, toman sentido en ese viaje creativo. Entre los dos universos, de lo que era y lo que será,  a través de una obra constituida. Combinación de experiencias, saberes, dando  vida a los materiales, a través de un trabajo físico concreto, en  este caso  la escultura. 

Mary Ablin materializa esas bellas esculturas de cuerpos femeninos en madera y metal, construye esas siluetas desnudas, bajo la mirada femenina en variaciones modeladas.
Las cuales, nos llevan, a esa multitud de interpretaciones sobre la forma y la representación de la figura. La escultura exige, un trabajo corporal entregado a la materialidad, al encontrarse con una sustancia  poco moldeable, puliendo una pieza hasta perfeccionarla. Con ese ligero brillo, ella barniza las figuras femeninas desde diferentes hemisferios o posturas.

¿ Por qué el arte debería encasillarse en fronteras innecesarias?
Somos seres múltiples, uniendo materiales reflejados de la realidad.
Parecen,  existir combinaciones en la transmutación de los diferentes lenguajes artísticos, requieren de una experiencia de vida en el trabajo, el material con que una artista se expone al momento de construir,  modelar,  traspasar los límites, los bordes. 
De indefinidas  cualidades son las diversas materialidades ¿Es poesía o escultura?,
¿Es  fotografía o performance? Como si, se debería delimitar, las fronteras de un lenguaje por la presencia del otro y poder decir sencillamente. Es  una escultura poética. Es un todo más complejo. Es escultura y  poesía. Diferentes medios para crear.
Me parece indispensable, el  cruce de diálogos,  el traspaso de los límites de las fronteras y el juego continúo con los lenguajes.
La escultura, a diferencia de la pintura es un objeto tridimensional, uno puede girar alrededor y percibir los diferentes puntos de vista desde una perspectiva visual.
Mientras, el cuerpo se aleja o  acerca a la escultura, contrario a la pintura, donde la perspectiva habita dentro de los bordes del marco, a través de la maestría en el uso de luces y sombras, los cuadros se vuelven  fotografías pictórica de la realidad, si nos remontamos, a épocas, donde el dominio de la técnica linda con el virtuosismo del siglo XVI con Leonardo, Rafael y MIguel Ángel.
Una gira en torno al objeto, dejándose permear, por el espacio que ocupa la figura. También por el peso del material. Una se percibe más liviana o pesada, ¿es de madera? o ¿es de metal?

En las esculturas de Mary, no se observan rostros, sino una superficie sugerida sobre lo real, un espectro amplio de una identidad. Un reflejo de ambigüedad y de un alejamiento de lo individual habitando en la totalidad. Es decir, un rostro ajeno a una identidad concreta. Un cuerpo definido en silueta, esboza a un hombre o una  mujer.  ¿El rostro define, lo que oculta? Me genera curiosidad, ¿Quién será la persona detrás del rostro?  Podría una convertirse en ese rostro abstracto, que engloba todos las  identidades.

Las piezas escultóricas, brillan con  suavidad. Se transforma, lo rústico en una superficie liviana, más pulida, los degradados de la pintura, aparecen en las vetas de los diferentes,  tonos ocres de la madera, palpar una madera en la que no cabría el incrustarse pequeñas  astillas en las líneas de las manos, clavadas en las hendiduras dibujadas de los mapas de las manos. Sino habitar en la suavidad del elemento cincelado. Sus obras definidas, concretas, buscando las variaciones sobre un mismo modelo. Sostener, el material con la mano cuando no es una arcilla, a modelar en suaves  masajes. Al contrario, Mary parece empuñar sus cinceles y el martillo para darle forma al metal, la madera y dar vida a "Eurídice", "Andros", "Gabriela", "La teta" y "Camille". 

Las figuras de la desnudez, lo íntimo. Esa traslúcida, lúdica belleza anatómica del cuerpo oculta en los ropajes dibujada a través de cinceles.

Las vivenciadas, distorsionan, la movilidad del cuerpo, las capas de las edades, el nacimiento, la adolescencia, la adultez, la maternidad, la vejez experimenta esas transformaciones corporales.
La transformación del material en un cuerpo desnudo.  Evoca el papel de la gestación,  la maternidad, la lactancia tan particulares de lo femenino.
Su escultura "Eurídice" sale del fuego con medio torso desnudo de tránsitos y reflejos del pasado, y hacerle frente a esa injusticia del destino trágico de la historia mítica.
Sí, el objeto habla por sí mimo, devela la expresividad de la artista, la palabra, la tibieza del  alma, transitando  cada tiempo. Le damos, una voz propia. 


Por un lado, mientras se pule belleza, por el otro se manifiestan poderes silenciosos y perverso de  dictaduras inentendibles.
La energía del arte, la creación, la  pulsión de vida  contraria a la fuerza del poder y en ánimo de la destrucción de la belleza. De esas jóvenes almas silencias en pasados nefastos de la historia.
¿Por qué representar un fragmento y no todo el cuerpo? Será el reflejo de ese algo ausente, de que en el imaginario, una puede llenar los rostros y las piernas. Se reflejan, la pérdida de un algo. Una  escultura queda intacta, perenne. Un cuerpo desnudo, respira, hay una conexión del pecho con el corazón,  un zigzagueo movible del aire, la piel en sí mismo es un órgano con vida propia. Inmortalizar como en la escultura la presencia de los jóvenes ausentes.

Una desearía, que los hombres y mujeres del renacimiento habiten el presente para mejorar, lo entorpecido de las relaciones de nuestro tiempo…
Cada uno, esculpiendo el  alma, la vida para construir el tránsito y viaje de la belleza…
En el universo, todo puede unirse para crear algo…

Ese algo parte de un pensamiento guiado por el corazón,
la voluntad como experiencia de cincelar la vida.  

En la nobleza del cuerpo y el espíritu se conecta esas energías cósmicas.
Estas pulsiones quedan perennizadas en piezas cinceladas.
Cincelar, la vida, a través de la forma... 

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