domingo, 9 de agosto de 2015

CANTO CON LAS MUJERES EN CONTRA DEL SILENCIO...


La sabiduría de Lila Downs 


Lila Downs transita por los escenarios de Quito en el parque Itchimbia, como parte de las actividades del VAQ 2015. Una mujer mágica, sabía, cuya vibración sonora en su voz se expande y simbolizan la transformación, la conexión con la madre tierra, la ritualidad del universo femenino, a través del canto. Esa sabiduría vibrante reflejada de los ancestros en múltiples espejos refractados, sus canciones, coros angelicales  justicieros frente al atropello social y reinvindicación multicultural de una sociedad; así como la contemplación de la belleza y la nostalgia de la vida desde una mirada cálida femenina.
Lila Downs de padre estadounidense de pensamiento progresista y sabía mujer indígena, a sus 45 años se para en el escenario, como un tronco de árbol sólido, cuyas raíces se expanden hasta el fondo de la tierra, y cuya voz aletea en sinfonías de pájaros justicieros.
Camina con sus vestuarios coloridos, árbol misterioso de la naturaleza, un "eucalyptus deglupta" de raíces como el arco iris, como si Frida Kahlo despertara junto a ella, unidas por una misma cultura y el bello lenguaje del ARTE, en la pintura Frida y Lila en el canto, por las dos mujeres habitan la sangre de la
sabia presencia de las raíces tradicionales. 
Lila trasciende la expresividad femenina con la presencia de un voz potente, propia 
y fuerte, la cual, derriba cualquier frontera...
La canción “Zapata se queda” se escucha en vivo en Quito, revive los murmullos los rezos espirituales, calacas, machetes, las historias ancestrales de la sabiduría de las abuelas.
Lila habita como sabia guerrera con el tercer ojo bien abierto frente a la vida.
De la madurez de una artista solo perlas pueden brotar en el aire...

“La patria madrina” con Juanes algunas partes de la letra dicen: ¡Ya no queremos escuchar más infiernos en la tierra,  al saber sobre noticias, fosas y muertos! ¡El que no respete, le parto el corazón! Y ahora tristemente en  México se vive un escenario de terror y miseria; antes en Ayotzinapa, ahora Veracruz convive con el luto de la violencia, una cruel inhumanidad,
una tragedia y atentado a los derechos humanos, dónde las voces de jóvenes mujeres y periodistas  han sido silenciadas de forma progresiva. La indignación  no es suficiente, la libertad de una voz, y el derecho a la vida se vuelve mercancía barata en las manos del poder y el narcotráfico.
¡Qué la fuerza del arte ayude a transmutar esas realidades injustas!
Como Lila vestidas de Zapata empuñando machetes en mano, derribando a cualquier diablo…
¡Qué la justicia llegue a México! ¡Qué los rezos de las abuelas acaricien en sabios ungüentos a los familiares de las ausentes víctimas del genociodio del  poder y del narcotráfico!
¡Qué la luz de las velas de la justicia brille en México!
¡Grito mundial y colectivo de justicia! 
 ¡Queremos bailar y cantar en un mundo mejor y lleno de luz!….
S
in armas, sin amenazas, sin narcotráfico...  
En Quito, Lila nos ha hecho bailar al son de su amigable música. No podríamos, dejar de sentirnos más plenas, porque el arte respira, donde la experiencia camina y esa capacidad de ahondar en lo más profundo del alma para escarbar en el fondo, devolver y sacar a la luz, esa  sinfonía propia y autónoma. Sentirme jugando con los trigres y las alegrías de las abuelas en la selva a plenitud... Los cantos luminosos siempre nos harán vibrar felices.
El arte vibra en la transformación,  la posibilidad de crear un mundo más digno a plenitud

y más libre. Lila se hace con facilidad amiga de Quito, nos regala su gran sonrisa y la sabiduría auténtica de la conexión con la vida, transmite con murmullos su vibración sonora hasta la última fila, de las que felices asistimos a escucharla en una colectividad abrumadora.
Mientras pensamos y nos solidarizamos con la situación en México...


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